Hasta pronto compañeros

Ya estoy de vuelta en las pampas, incorporandome a mi vida habitual y reencontrandome con viejos amigos.

Llegué a Europa hace nueve meses en busca de experiencias y sin mucha idea de que sería de mi vida, donde viviría o como conseguiría un trabajo. Hoy me vuelvo inmensamente feliz y con muchas mas satisfacciones que las que hubiera podido imaginar.
He conocido infinidad de lugares, recorrido cientos de kilómetros y acumulado vivencias como para escribir una guia telefónica, pero la mayor de las alegrias me la dan los grandes amigos que quedan, gente que me ofreció su amistad y me trató como si nos conocieramos de toda la vida.

Se que la lista estará inevitablemente incompleta porque la memoria es a veces caprichosa, pero no por eso puedo dejar de intentar agradecer a todos ellos por haber hecho que en estos meses no me sintiera nunca lejos de casa.

A mis amigos de Carburos, David, Barbarita, Roxanna, Ana, Cristina, Nieves, Carlitos, Miguel, Esther, Carme, Antonio, Joan Carles, Sergio, Jordi, Divina, Roser, compañeros de oficina, almuerzos y copas, que hicieron que ir a trabajar cada día fuera un verdadero gusto.
A Isabel, otra gran amiga (leonina para variar) con quien coincidimos en tantas cosas y que se convirtió en nuestra power user particular.

A mis amigos de la secciò excursionista del Foment Martinenc, Marta y Quim, Lidia y Jordi, Albert, Lluis, Jaume, Montse, Eloy, David, Cristina, Salva, y tantos más, con quienes compartimos salidas a la montaña, comidas y festejos y me permitieron conocer tantos lugares hermosos de Catalunya y alrededores.

A mis compañeros de tardes escalando en la Foixarda, Mauro, Martin, Juan y Sofia (gracias por el arnés), Gerardo, Javi, Polilla y tantos otros.

A Hugo, amigazo argentino y fuente inagotable de información práctica sobre como manejarse en Barcelona, a Pepe, nuestro compañero de piso, catalán y amante de la carne argentina. A David y Paola, Karola, Mimmo, otros compañeros de piso y de muy buenos momentos.

A Laia, otra amiga catalana compañera de meditaciones y salidas, y a su familia.

A Luchito, que me bancó en Milan (ahora felizmente retornado a la Argentina) y a Martin y los suyos, que me recibieron en Florencia y me hicieron sentir como de la familia.

A Esther, Alberto y los demás Perez de Navarra, que me recibieron de brazos abiertos y me permitieron conocer un pedacito de mis raices y una tierra riquísima.

A Fernanda, Miguel y los chicos en Zurich, con quienes pasé las fiestas navideñas y comprobé que Suiza no es para nada aburrido como algunos dicen.

Muchas gracias a todos, y hasta pronto.