domingo, febrero 19, 2006

Yo también puedo esquiar! (mas o menos)

Como parte del programa de actividades deportivo-autodestructivas organizado por mis amigos del Foment, este fin de semana, mientras las personas normales se quedaban en sus casas viendo la televisión o salian a emborracharse por la noche, no tuvimos mejor idea que viajar hasta Francia con Marta, Quim, Salva y Eloy a machacarnos los huesos en las pistas de esqui de fondo de Beille (www.beille.fr).
No estaria de mas aclarar que todos ellos son eximios esquiadores, no solo de esqui de fondo sino de pista y montaña también, (con experiencia incluso en ser rescatados en helicóptero en medio de los alpes y con varios huesos rotos).

Posiblemente no pueda decirse que haya aprendido a esquiar en toda la magnitud del término, pero al menos tuve la ocasión de experimentar esa curiosa sensación de tener los pies atados a dos tablas con voluntad propia que se deslizan en dirección contraria a donde uno pretende llevarlas y resisten firmemente todo intento de detenerlas.
Luego de varias vueltas a la pista verde, aprendiendo los movimientos básicos y viendome adelantado por niños de 6 años que parecian estar realmente divirtiendose, decidi pasar a las trazas azules (sutilmente denominadas "poco dificiles", para que los principiantes no nos sintamos tan frustrados).
Y mientras mis compañeros se daban caña en las pistas negras como si fuera sencillo, yo a fuerza de voluntad y gluteos resistentes logré dar mis primeros pasos en el esqui de fondo disfrutando del paisaje y sin tener que contar con mas huesos que los que tenia cuando me desperté a la mañana.

Una vez cumplido el cometido, cansado y con dolores en músculos cuya existencia desconocía completamente, volvimos a cruzar los pirineos hacia España mientras caía la noche y atravesamos un par de puertos de montaña hasta llegar a dormir a casa de Marta en Castellar de N´Hug, un minúsculo poblado de prepirineos en donde nace el rio Llobregat que desagua en Barcelona.
Con el auto ya descargado, y ropa seca y abrigada, salimos a dar una vuelta para que conociera el pueblo, y en la oscuridad de esas callejuelas de piedra y pocos faroles fué la primera vez en todos estos meses que llevo en Europa en que recordé que en estas latitudes podemos de un cielo distinto al que vemos en Argentina y con las indicaciones de Eloy logre identificar la estrella polar, las pléyades, la Osa Mayor y la constelación de Orion entre otras.

Y de vuelta en la casa vinieron las cosas que mas se disfrutan en un fin de semana en la montaña: una buene ducha, un fogón de leña, una comida caliente y dormir como piedras hasta las 7 de la mañana siguiente en que salieramos de nuevo para continuar con el esqui.

Pero la meteorología quiso que durante la noche comenzara a nevar y a la mañana tuvimos que convencernos de que no sería posible volver a cruzar los puertos de montaña con la ruta en esas condiciones, bastante trabajo nos costó yá salir del pueblo con una capa fina de nieve húmeda y al final optamos por visitar las fuentes del Llobregat y volver a Barcelona para el mediodía dando por concluida la excursión.


Las pistas


Con Salva, Quim y Eloy


Castellar de N´Hug


Eloy bajo la nevada


Castellar de N´Hug

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