lunes, enero 16, 2006

Budapest

Budapest se me resistió un poco más que las últimas ciudades, el hecho es que llegué el jueves con Ally y Gen (las dos australianas que conocí en Bratislava) luego de un viaje de unas tres horas en tren y fueron necesarios un par de días para llegar a encontrarle el gusto.
Sucede que a primera vista la ciudad recuerda demasiado a Buenos Aires, y talvez no en los aspectos más positivos. La zona que va de la estación de trenes Kalati Ter hasta el centro es una colección de edificios viejos, de cuatro y cinco pisos, con las fachadas ennegrecidas por el humo de los coches y cayendose a pedazos por donde se los mire. Al nivel de la calle se suceden negocios de todo tipo con mercaderia de calidad imprevisible y amontonada entre carteles de colores y afiches publicitarios pegados en cualquier espacio libre que pudiera haber.
Y al final resulta que el patrimonio arquitectónico de Pest, que es verdaderamente envidiable, particularmente los templos religiosos y edificios públicos, queda perdido en medio de tanto hollin y un tráfico de locos.

Afortunadamente solo hace falta buscar un poco para que los encantos de estas ciudades aparezcan, y en mi caso solo bastaba con cruzar el puente a escasos 200 metros del hostel Vamhaz.
Del otro lado del Danubio, en Buda, que además es la zona elevada de la ciudad (no como Pest que es absolutamente plano), están los principales atractivos para quienes esperan poder visitar edificios históricos y lugares verdaderamente interesantes sin tener que preocuparse por que un auto te pueda atropellar mientras tomas una foto.
Entre la zona comprendida por los tres puentes más céntricos de la ciudad se suceden una ermita creada dentro de una gruta en la montaña, una iglesia un poco mas en lo alto, la ciudadela donde se pueden ver testimonios de las guerras y la estatua de la libertad, y finalmente el Castillo de Buda (que de castillo no tiene nada), un edificio increiblemente grande que domina todo lo alto de la margen del rio y está destinado a albergar museos diversos. Antes de bajar de nuevo a nivel del rio es imprescindible pasar por la iglesia Mattia y el Bastion de los pescadores, todos formando parte de lo que la Unesco declaro patrimonio de la humanidad.
Lo mejor de esta parte de Buda es que el trafico está absolutamente limitado, por esa razón las calles del castillo y los alrededores se convierten en verdaderos sectores peatonales y no es necesario andar penando por el humo y el ruido.

Dicho todo esto, tampoco es cuestión de pensar Buda se lleva todos los laureles y Pest no tiene ningun atractivo. Con solo alejarse un poco del downtown, pero en la dirección correcta, es posible descubrir el parque Városliget, hogar de algunos museos también, del circo de la ciudad, una pista gigantesca de patinaje sobre hielo, y principalmente de los más famosos baños termales (o baños turcos), que es imprescindible visitar si uno viene a la ciudad.

Y bueno, también parece que cuando uno esta de vacaciones es facil tener una tendencia un poco mas elevada a hacer cosas estupidas que de costumbre, lo que en mi caso represento quedarme dos dias mas en la ciudad para hacer una excursion de caving (decir espeleologia suena demasiado mal) a unas cuevas espectaculares a escasos kilometros del centro.
Afortunadamente fuimos un grupo reducido (tres mas el guia), que nos llevo a lo largo de tres horas a recorrer infinidad de tuneles y pasadizos bastante por debajo de la superficie, pasando por lugares verdaderamente estrechos (muy estrechos!!!) donde en muchos casos solo entrabamos pasando de costado, arrastrandonos sobre el estomago o la espalda y sin la menor idea de adonde ibamos a salir.
La guinda del postre fue recorrer los ultimos 20 metros antes de salir completamente a oscuras, guiando cada uno al siguiente y tanteando en todas las direcciones para no golpearse con algo o ir a parar a un pozo.
En definitiva, una excursion divertidisima, imperdible si vienen a Budapest pero no apta para claustrofobicos o personas por encima de los 120 kilos.

Y como para compensar semejante esfuerzo, que mejor que a la mañana siguiente unos buenos baños termales para relajar los musculos cansados y disfrutar el ultimo dia antes de partir rumbo a Cracovia.

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