viernes, enero 20, 2006

Krakow

Si lo que uno quiere es tener al menos un pantallazo de Polonia, Krakow resulta probablemente la ciudad mas indicada. De hecho ni siquiera pensaba venir tan lejos, principalmente considerando que en esta epoca del año las temperaturas raramente suben de cero grados y de hecho pueden estar en -20 sin mucha dificultad, pero como siempre, alguien que conocés en un albergue te termina convenciendo y como a la hora de viajar tengo el si facil no costo demasiado terminar aca.

Felizmente instalado en el Nathan's Villa Hostel (www.nathansvilla.com), que entre otras cosas tiene un pub en el sotano, con mesa de billar, y sala de cine, y encima esta a pocos pasos del centro histórico; fué facil tomar la calle y visitar los sitios mas interesantes.

El hecho es que en palabras la ciudad cuenta mas o menos con lo mismo que todas las ciudades que he visitado: una plaza central, museos varios, iglesias, un barrio judio, monumentos y la universidad Jagiellonian donde estudiaron Copernico y el papa Juan Pablo II.
La cosa es que uno le toma el gusto a visitar edificios viejos, porque cada ciudad tiene su estilo, y encima los idiomas varian tanto en tan poca distancia que pedir comida en un restaurant puede ser un ejercicio de los mas interesante.
Gastronomicamente hablando ya llevo varios dias probando confituras diversas, tipicas de cada lugar y verdaderamente baratas, lo que las hace mas irresistibles todavia.

Ademas esta es la primera vez en que es facil tener una noción bien clara del valor del dinero, porque sucede que el tipo de cambio de los zlotys es igual al del peso argentino, y si bien los precios son bastante inferiores al resto de Europa, siguen resultando bastante altos para el bolsillo argentino, y para peor ahora uno se da cuenta.

Como sea, ahora tambien he descubierto el sentido de que las ciudades tengan tantos bares y cafés. Es que con semejantes temperaturas despues de un par de horas caminando los dedos de los pies pasan de un estado de humedad y frio a perder sensibilidad directamente, y ni hablar de la nariz si uno no cuenta con algo que la cubra del viento.
Y mientras uno se ve obligado a usar dos pantalones y varias capas de ropa de la cintura para arriba, esto sin embargo no parece impedir que las chicas polacas vistan polleras cortas y botas de taco alto, que además manejan con increible habilidad sobre la nieve congelada mientras uno parece un pato intentando no terminar desparramado en el piso.

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